Las costillas llevan a cabo dos funciones muy importantes. En primer lugar, protegen los órganos del pecho, y en segundo lugar ayudan a respirar manteniendo un espacio abierto dentro del pecho.
Debido a un traumatismo, que suele ser automovilístico, o incluso la tos fuerte (especialmente en personas con cáncer y osteoporosis), se puede producir la fisura o quiebra de una de estas piezas.
Las que se suelen ver afectadas van de la 5ª a la 9ª. Cuando se produce la fractura de la primera costilla suele estar relacionado con la fractura de clavícula, de la que hablaremos mañana. La fractura de los dos últimos pares de costillas se produce en excasas situaciones, ya que son muy pequeñas y tienen un extremo distal libre.
Esta patología afecta principalmente a personas de edad avanzada, y raramente la sufren los niños, ya que sus costillas son más elásticas.
Las fracturas de costilla suelen curarse solas, y tardan por lo menos 6 semanas. En este caso el médico puede administrar analgésicos para disminuír el dolor. Pero cuando se han provocado lesiones internas es necesaria una atención especial.
Anteriormente se creía que era beneficioso vendar la zona de las costillas afectadas, pero se ha comprobado que esa afirmación es errónea, ya que esto impide poder inspirar profundamente y se pueden colapsar los pulmones.
Lo que si es beneficioso, cuando no hay lesión en el cuello, es acostarse sobre el lado afectado, ya que permite inspirar más hondo.
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