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jueves, 22 de noviembre de 2012
Cabeza y cuello: Avulsión dentaria
Relacionado con la inserción de los dientes en el maxilar, nos encontramos con un problema que afecta a mucha gente, especialmente niños.
La avulsión dentaria es la expulsión de un diente debido a un golpe violento. Cuando un diente definitivo se cae, este puede ser reimplantado si se siguen las pautas correctas. Sin embargo, cuando el paciente es un niño, no se suele reimplantar.
Los dientes suelen caerse debido a golpes realizando deporte, peleas, caídas accidentales, accidentes de tráfico, e incluso masticando un alimento duro.
Cuando nos encontramos en una de estas situaciones, es fundamental actuar rápido. Lo primero que se debe hacer es buscar la pieza dentaria.
Es muy importante cogerla por la corona, nunca por la raíz, ya que es el único modo de no dañar el ligamento periodontal, encargado de unir el diente con el hueso alveolar.
Después debemos lavarlo con agua, pero nunca se deben usar detergentes, ya que causarían un daño mayor. Si disponemos de leche, sería adecuado introducir en ella el diente para mantener la vitalidad del ligamento periodontal, ya que tiene la misma presión osmótica que la pieza dentaria, y al estar pasteurizada no contiene gérmenes. El agua no es un medio de transporte adecuado, ya que se produce edema y rotura en las células del diente, causados por la baja osmolaridad del líquido. Lo ideal sería poder introducir el diente en la boca, pero no está aconsejado en niños pequeños o personas adultas impresionables, ya que podrían tragárselo. En el caso de poder colocar el diente en su sitio, es aconsejable morder una gasa o bolsa de té húmeda, para que no se mueva, y los dientes adyacentes servirán para ayudar en esta tarea.
Lo más importante ante una situación como esta es acudir al odontólogo en el menor tiempo posible, ya que, la mejor actuación se realiza antes de la primera hora.
Cuando la avulsión se produce en un diente primario (diente de leche), no se realiza la reimplantación, ya que esta puede provocar daños secundarios. En primer lugar, pueden provocar infecciones, pero también pueden dañar el germen del diente definitivo, que se encuentra debajo. Además, cuando se realiza la reimplantación, hay que colocar una férula, y esta podría provocar una anquilosis, que dificultaría la salida fisiológica del diente definitivo.
Una manera de evitar este traumatismo es evitando las peleas, la ingesta de alimentos duros, llevar siempre el cinturón de seguridad para evitar golpes si se produce un frenado repentino, y acordarse de usar protector dental para realizar deporte.
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