Como primer día en nuestro blog, os dejo aquí una breve introducción sobre el tema, citando la clasificación de los huesos así como su estructura. En los días sucesivos ya nos iremos centrando en cada hueso más en concreto.
El esqueleto óseo humano consta de 206 huesos, los cuales se encuentran repartidos en el esqueleto axial (eje vertical) y esqueleto apendicular (se fija al esqueleto axial).
Los huesos los podemos clasificar por sus diferentes tamaños y formas, así tenemos: huesos largos (ej. fémur) en los que la longitud es mayor que la anchura. En este tipo distinguimos dos partes: los extremos o epífisis y la parte central o diáfisis; huesos cortos (ej. carpo); huesos planos (ej. parietal) que tendrán un espesor pequeño; huesos irregulares (ej. maxilar superior); huesos sesamoideos, que tienen forma de sésamo, siendo la rótula el más destacado.
En cuanto a la estructura ósea, nos encontramos con una serie de zonas diferenciadas que van de más externas a más internas en el siguiente orden: periostio, hueso compacto, hueso esponjoso y cavidades intraóseas.
- Periostio: es la membrana que recubre todo el hueso agás la parte cartilaginosa. Dentro de él a su vez distinguimos dos partes: la externa o fibrosa y la interna u osteogénica.
- Hueso compacto: parte del hueso dura y resistente constituida por osteonas, que son estructuras circulares formadas por un centro vascularizado y unas capas óseas concéntricas que se sitúan al rededor.
- Hueso esponjoso: es menos resistente que el compacto y está constituido por trabéculas.
- Cavidad intraósea: parte más interna del hueso que puede estar hueca o contener estructuras como la médula ósea, productora de células sanguíneas.
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